martes, 6 de junio de 2017

¿Somos los mejores?

Mañana (07/06/2017) empieza la nueva Selectividad en Canarias y un poco más de nueve mil alumnos la realizarán. Ahora se llama Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU) y después de un curso de baile en su formato y desconcierto, finalmente tendrá un formato similar a su predecesora PAU.

De esa PAU tuvimos hace unas semanas una información que a mis colegas docentes impactó. La presenté en las VIII Jornadas de Innovación Educativa de la ULL y le público asistente la desconocía. El titular es demoledor:

Las altas medias en PAU de Canarias, Extremadura y Murcia en la PAU contrastan con sus malas calificaciones en el Informe PISA

¿Ustedes se lo explican? Pues yo sí. Cuando la prueba es externa (PISA) somos del tren de cola. Cuando la prueba la diseñamos nosotros (nuestro propio sistema regional me refiero), los agentes consiguen modelarlo de tal forma que no solo quedamos bien sino que nos salimos de la tabla.

Consecuencias
Pues voy a utilizar mi blog para dejar algunas reflexiones escritas:
  • Esto es un fraude de ley con nuestros alumnos. Les damos calificaciones basadas en otra escala que no los pone al mismo nivel de sus equivalentes del territorio nacional. Los que salen fuera a competir suelen ser los mejores, y en ellos este "espejismo de altas calificaciones" (¡tenemos el doble de sobresalientes que Madrid!) posiblemente no los engaña con respecto a sus realidad (son nuestra élite).
  • Los alumnos tienen un foto distorsionada de sus conocimientos y capacidades.  Y esto es posiblemente una de las causas de los altos niveles de fracaso que tenemos en nuestras aulas universitarias en lo primeros cursos.
    Hemos diseñado nuestros grados universitarios siguiendo los parámetros nacionales en los que nos movemos (desde mi punto de vista bastante alejados de los estándares europeos), y planificamos los estudios para un perfil de alumnos que no parece que estén en las condiciones de acceso apropiadas. Pero sus notas de acceso a la universidad indican lo contrario. 

  • Se hace más difícil convencerlos de que necesitan ayuda. Si los mensajes que reciben sobre su cualificación están inflados, ¿en qué momento se van a dar cuenta de que deben actuar para subsanar las deficiencias? Pues tristemente con mucho retraso con respecto a cuando pueden salvar las asignaturas que le dan problemas (las básicas principalmente: matemáticas, física, químicas).
  • El sistema que los acoge (el universitario principalmente) tampoco atiende esta realidad. Si este dato parece que de forma mayoritaria no se conoce por parte del profesorado universitario, la visión de que la nota de acceso marca un nivel del alumnado acorde a sus conocimientos, y además no habilitamos sistemas de detección y subsanación de  deficiencias, pues el resultado es claro: los indicadores de rendimiento en el sistema universitario canario son los más bajos del territorio nacional (ver aquí).
  • Y seguimos en el mismo error: mucho análisis pero poca acción.  Este es endémico del país, para cualquier tema, pero no es consuelo. Seguimos sin plan de actuación, plan de choque o de emergencia, según lo queramos denominar según la gravedad con la que percibimos el problema. El cambio metodológico que nos ha impuesto el EEES no lo hemos diseñado sobre una realidad, sino sobre un modelo deseable: alumnos motivados, bien formados y entregados a la causa.
    Canarias necesita un revisión de su sistema educativo, y no sólo en los idiomas, el emblema que el gobierno ha acogido a mitad del mandato ante la total falta de estrategia. Hablamos de matemáticas, comprensión lectora, conocimientos tecnológicos, los que nos mide PISA y nos dejan entre los tres últimos sistemáticamente (en matemáticas los últimos). Idiomas también, pero no únicamente.
Y la lista de comentarios podríamos aumentarla, pero no es cuestión de centrar todo en estos datos que nos han motivado este post. Realmente cualquier razón es buena para repensar el sistema, pero tristemente pensamos mucho y hacemos poco, o tal vez no lo suficiente.