sábado, 13 de abril de 2013

Tienen derecho a denunciar

Esta semana la noticia golpeaba la primera página de muchos periódicos:



Para los que se pierdan con el inglés, el titular en España fue éste:


Una de las razones que ahondan en el origen de estas demandas es la posición que ocupan dos de las escuelas de leyes (facultades de derecho en nuestro argot) en el ranking de las universidades más caras:

Esto es, la Thomas Jefferson School of Law se dignifica en tener a su 98% de estudiantes graduados con la deuda más alta de TODAS las escuela de derecho de EE.UU., con una media de 168.800 US$ de deuda al final de los estudios. Con unos mil dólares menos le sigue otra de las denunciadas, la California Western School of Law, de la que el 89% sale con esa deuda media.

Parece que ya el tribunal ha desestimado dos de las denuncias, y posiblemente se desestimen todas. Pero probablemente estos alumnos ya lo saben, y lo que pretenden es sacar a la luz el enorme fraude que sienten haber sufrido.  

Para los que conocen el sistema universitario estadounidense, este golpe es un misil en plena línea de flotación del sistema, sobre la confianza de que el gasto en la universidad asegura un mejor puesto de trabajo. 

Lo de conseguir fondos para financiar tus estudios en una universidad de prestigio es uno de los mayores anhelos de las familias norteamericanas (los abuelos ahorran para dejar a sus nietos los estudios pagados). En 2011, el precio de la educación universitaria en los centros públicos tenía una media de 21.447 dólares por año, y en los privados, un año de educación cuesta 42.224 dólares, según un informe publicado por el centro de estudios College Board. Entre los estudiantes que se graduaron en 2009, la deuda media por cuatro años de carrera era de 24.000 dólares, según cifras del Instituto de Acceso y Éxito Universitario. Los Obama terminaron en 2008 de pagar la de sus respectivos estudios.   

Ahora ustedes me podrán decir: Muy bien Rodrigo: problema de los gringos, ¿o no? Pues no, o al menos, para mí. ¿Por qué?

El artículo parte de un supuesto, a estos graduados le enseñaron unas perspectivas de mercado que daban a entender que obtener el título de abogado en sus escuelas les asegura un empleo de una calidad y remuneración económica X. Claramente, nada que ver con lo que comentan de estar doblando camisas en Macy's (lo más parecido a nuestro El Corte Inglés).  

Ahora centrémonos en España. Miren este gráfico que pueden encontrar en el Informe Anual 2012 del Consejo Económico y Social de Canarias:


Canarias y Baleares tienen el inmenso honor de ser las comunidades autónomas donde hay menor tasa de trabajadores con estudios superiores (algo más que la secundaria obligatoria, FP o universidad). 

Dos preguntas que debemos saber contestar:
  • ¿Es rentable un título universitario en Canarias? Esto es, ¿el retorno después de la inversión es aceptable? No nos olvidemos del aumento de los precios de las matrículas universitarias, el descenso de las becas y el encarecimiento de la vida.
  • Está bien, asumimos que conviene ser universitario,  ¿entonces me voy a las comunidades autónomas donde más se emplea a los universitarios a estudiar?
O le ponemos cabeza al asunto o nos cargamos el sistema. ¿Qué sistema? Al que nos queremos enganchar, el de la sociedad del conocimiento. Que hace que la comunidad líder en el gráfico anterior, el País Vasco, sea la de menor tasa de paro de toda España, aparezca en los mapas de regiones como de las más innovadoras de toda Europa, con los países líderes del norte (Suecia, Dinamarca, Noruega, Alemania), tenga un desarrollo industrial y una diversificación económica evidiable, y así unas cuantas cosas. 

No me vale el tópico de que su industria fue muy ayudada. Es cierto, pero han tenido 30 años de terrorismo que también los ha frenado. Nosotros hemos tenido 30 años de esplendor con el turismo, nos hemos comido el territorio y ahora nos tenemos que comer los ladrillos que hemos puesto encima. 

Ya somos muchos lo que estamos intentando ayudar a nuestros titulados para que consigan trabajo, pero faltan muchos más. Esto es una misión de urgencia y de todos.

A estos estudiantes que han denunciado a sus universidades en EE.UU. posiblemente no les den la razón, pero si tienen derecho a mostrar su decepción y elevar a lo más alto su protesta.

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