sábado, 12 de mayo de 2012

¿Sobra todo?

El debate alrededor de la crisis, donde los recortes buscan salvaguardar el bien más preciado hoy en día, los empleos, está arrasando con todo lo que tenga asignado presupuesto. Todo organismo, unidad operativa, programa, e incluso, personas está siendo sometido a un análisis feroz bajo el mismo lema: eso sobra, ciérrenlo.

Hace un año, desde dentro de la propia administración autonómica, me comentaban que el sistema era insostenible, que habíamos puesto un colegio en cada barrio y un centro de salud en cada localidad (y con servicio de urgencias), y ahora no podemos mantenerlos todos. ¿Cuál eliminamos? 

Bueno, ya en muchas comunidades autónomas se han cerrado centros de salud, al menos en parte de sus horarios, y en educación se está jugando con las cargas docentes, las ratios y los horarios lectivos para descargar en el volumen de gastos de personal.

Estas medidas meten en el mismo saco los derroches que no debían haberse hecho (aeropuertos, autopistas, centros deportivos, etc.) y, desde el punto de vista del bienestar del ciudadano, debemos precisar que la construcción de un centro de salud o de un colegio dista mucho de ser el resultado de una especulación inmobiliaria, característica casi común de los dispendios de los últimos años en este país.

En la ola destructora no escapa nadie. Acabo de oír a un tertuliano en una televisión local lo idóneo de suprimir de un plumazo los tres municipios de El Hierro, y que lo gestione todo el Cabildo. El municipio de El Pinar se segregó en 2007 del municipio de La Frontera.

Muy bien, partamos de la base que todo es discutible y puede revisarse, pero reestructurar un país, un sistema público de servicios básicos (educación y sanidad), los órganos de representación de los ciudadanos, la escala de servicios que atiende las necesidades del contribuyente (servicios municipales) y demás elementos del conocido "estado del bienestar" no puede hacerse sobre parámetros estrictamente económicos y bajo la presión de la crisis bestial que estamos padeciendo.

Un ciudadano de zona rural no es lo mismo que el de zona metropolitana, y gestionar los recursos públicos desde la metrópoli no es lo mejor para el ciudadano.   

Ni todo lo que hemos hecho es perfecto, ni tampoco un disparate. Analicemos la realidad con ojos de servicio público y eficiencia.  Los consorcios de servicios creados por diferentes municipios (basura, depuración de aguas, bomberos, etc.) han sido un ejemplo.

Estoy preocupado, cualquier dispara contra cualquiera: Tú sobras. 

Aquí no sobra nadie, y si la gente tenía sensación de que era feliz y estaba bien atendido, algo bueno estaríamos haciendo. En todo esto, los bancos pintaban poco.

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