Ayer asistimos a la entrega de orlas de la XL promoción de Licenciados en Matemáticas y la XXIV promoción de Licenciados en Ciencias y Técnicas Estadísticas de la ULL. Como siempre, mucha emoción, familias llorando, licenciados nerviosos, padrinos muy agradecidos, en resumen, lo común y único de estos eventos.
Siempre digo que, tristemente, este es el único momento donde las familias visitan la universidad y medianamente los atendemos como se merecen. Bueno, algo es algo.
Sentado en la mesa presidencial, acompañando a nuestro Rector y al equipo decanal, tuve el placer de felicitar directamente a todos los miembros de estas promociones. A todos los felicitamos por el trabajo concluido, pero no pudimos ninguno olvidarnos que el escenario laboral que tenemos no es precisamente de los que nos ayudan a ser optimistas.
No obstante, dos hechos ocurrieron ayer que me ayudan a lanzar un mensaje de apoyo a estos recién titulados: tuve la oportunidad de saludar a dos ex-alumnos nuestros que han desarrollado sus carreras profesionales fuera de Canarias, de forma exitosa y con un futuro muy esperanzador.
Alejandro González es licenciado y doctor en Matemáticas por la ULL. En la actualidad es profesor de la Universidad de Montreal, ha conseguido dos proyectos de investigación nacionales, y este curso que viene disfruta de su primer sabático que le permitirá realizar trabajos en universidades de Iberoamérica y Europa.
Elena Perera, licenciada también en Matemáticas y con DEA por la ULL, trabaja en Iberia como gestora de ocupación de vuelos. Está en estos momentos en una fase de selección para ser destinada a Nueva York. Me comentaba que otros dos licenciados nuestros en Madrid ya habían iniciado experiencias profesionales en el extranjero.
Estos dos ejemplos son para mí los mascarones de proa de un perfil profesional que tengo muy cerca, y he tenido el lujo de tener bajo mis órdenes: Matemáticos para el SXXI.
Profesionales que se adaptan bien a nuevos perfiles profesionales, que aprenden rápido, que son rigurosos y meticulosos, y que rápidamente se hacen con el respeto y consideración de sus superiores. Los he tenido en mis equipos de trabajo en áreas de innovación, turismo, transferencia tecnológica, formación, etc., y siempre nos apoyamos en que "pensamos diferente".
La situación actual de crisis no puede llevarnos al total pesimismo. No nos engañamos reconociendo las dificultades, pero no pueden ser disculpa para no movernos. Hay trabajo para un matemático, aquí o fuera de de aquí, en un sector o en otro, donde te conocen o de forma totalmente fortuita.
¿Qué debemos tener presente para poder acceder a esos puestos, aunque el empleador no se imagine que un matemático puede serle útil?
Creo que un trabajador de este mercado global debe apuntalar los siguientes aspectos en su formación:
- Idiomas: poco hay que decir sobre este tema.
- Tecnologías 2.0: hay que saber sobre herramientas web, trabajar en la nube, gestores de contenidos, herramientas colaborativas, etc.
- Trabajo en equipo: hay que leer y formarse en cómo sacar mayor partido a un equipo de trabajo.
- Innovación (y esto debería leerse con un exponente (muy matemático) de al menos al cubo): debemos ser capaces de introducir/liderar la innovación en nuestros puestos de trabajo.
Siempre he sido optimista con el papel de un matemático en la sociedad. Lo estudiamos en el 2007 en el informe Salidas Profesionales de los Estudios de Matemáticas de la Real Sociedad Matemática Española. Nos agarró la crisis al año siguiente y ahora lo veo como la hoja de ruta de lo que es posible encontrar en todo el mundo.
Suerte a todos.
Suerte a todos.
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