domingo, 20 de octubre de 2013

Casos para pensar en marginación

Mi esposa es profesora de primaria, y en la actualidad Jefa de Estudios de su centro en el Norte de Tenerife. Su centro no es específico (para alumnos con necesidades educativas especiales, NEE) pero atiende a dos niños autistas, tres diabéticos con un caso aún sin estabilizar (la niña de 6 años se mide sola, pero es tan pequeña aún ni reconoce los números de tres cifras en el glucómetro, y pasa de hiperglucemias a hipoglucemias en cuestión de minutos),  hay alumnos con problemas motores, con TDAH, y después un amplio abanico de deficiencias sociales que ahondan en comportamientos y trastornos que afectan al normal desarrollo de los niños (mala alimentación, maltrato, abandono, falta de limpieza, etc.).

Muy bien, en una par de semanas han saltado dos noticias preocupantes.




 Y el segundo es de hoy en la prensa nacional:

No voy a defender que a todo niño se le meta en cualquier sitio, a cualquier precio, y sin mirar las capacidades de los centros y el personal que lo atiende. Pero el sistema debe buscar soluciones.

En el primer caso, al negativa de todo el claustro terminó en los juzgados. Tuvo que venir el juez para poder abrir la puerta del centro, cuando en muchos otros no ha habido ni la más mínima duda de que esos alumnos entrasen. Solución encontrada, y con mucha gente de la profesión indignada (por los dos lados).

El segundo caso es distinto, pero coincide en la falta de sensibilidad y rapidez en la respuesta. No basta con decir que no se puede admitir, hay que buscar soluciones y adjuntarlas con el comunicado de que "este centro no tiene las condiciones apropiadas", pero estas condiciones deben estar bien medidas, y no puede rechazarse por el miedo y el desconocimiento.

Fui coordinador de las Pruebas de Acceso a la Universidad varios años, y me encargué de la adaptación de las pruebas a alumnos con NEE. Los tratábamos sin ninguna distinción y sentábamos a sordos en la última fila de aulas gigantes, les dábamos el mismo tiempo de examen a alumnos sin discapacidades que a alumnos con dificultades para sentarse, escribir, hablar, ver, etc. Un disparate.

Un coordinador, como se tenía que quedar un poco más de tiempo esperando por estos alumnos hizo esa afirmación que le remueve a uno las entrañas: "Estos alumnos no deberían estar aquí".

Tendría muchas prisas el personaje, y tendrán muchos miedos los que se enfrentan a un "alumno diferente", pero estamos para atender todos los problemas de la sociedad, analizarlos y pedir la ayuda que haga falta. Hay infinidad de profesionales que han prendido a trabajar con estos niños, y cuando los umbrales de normalidad en la actividad se superan, entonces se plantean alternativas, por medio de los equipos específicos, que lo derivan o no a centros preferentes, específicos, aulas enclaves, etc. 

Todos somos parte del sistema, no puede ser la solución "busque usted su propia solución" que está fuera del sistema.

Que un juez haya tenido que intervenir frente a TODO un claustro da que pensar,... y a mi me da vergüenza. 

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